Flores y el Parque Nacional de Komodo en 3 días

 

 

Como complemento, os dejo el artículo que redacté para la revista Traveler, y que también encontraréis en la web de la revista: AQUI

FLORES Y KOMODO: HOJA DE RUTA EN 3 DÍAS

Día 1.
11.00 am. La llegada.
Aterrizo en el aeropuerto de Labuan Bajo. Llegar a Flores es rápido y sencillo si uno lo hace desde Bali. Varios vuelos operados por distintas compañías salen diariamente desde la isla de los dioses y los precios son asequibles (una media de 100 euros ida y vuelta te dejarán en la isla). La llegada a Labuan Bajo ya anuncia la paz y el encanto del lugar: un aeropuerto pequeñito, rodeado de naturaleza y muy cerca del mar dan la bienvenida a los viajeros que acaban de aterrizar. El camino en coche desde el aeropuerto hacia mi hotel me muestra un lugar aún muy virgen, tranquilo y que marca un contraste importante con la bulliciosa turística isla de Bali. Aquí nada de tráfico ni edificios, tiendas ni restaurantes modernos. Solo un diminuto pueblo pesquero formado de una calle principal y pequeñas casas rudimentarias que pueblan una costa de aguas cristalinas con vistas a un mar lleno de pequeñas islas.

12.00 am. El check in en el hotel AYANA KOMODO
Para mi estancia, elijo hospedarme en el primer (y único hasta la fecha) hotel de cinco estrellas de la región de Labuan Bajo. El hotel es tan impresionante que cuesta describirlo con palabras. Situado en un acantilado de la playa de Waecicu, este complejo de 205 habitaciones (todas con vistas al mar) cuenta con varios restaurantes, 3 piscinas, un gimnasio, un centro de diving, otro de estudio de biología marina y un spa. Desde la terraza de mi habitación, solo veo mar, islas, algunos barcos…y un muelle que finaliza con un bar y un semicírculo de tumbonas en medio del agua. Además, me dicen que el hotel cuenta con una isla privada virgen a la que se puede acceder varias veces al día por barco. ¡El paraíso existe y se llama Labuan Bajo!

16.30 Un sunset espectacular

Para ver el atardecer, me uno a una excursión a bordo del Lako Taca, un barco cuyo suelo es de cristal y que permite ver el fondo marino cuando el barco hace una parada, que me lleva a la isla de Kalong. Dicha isla está habitada únicamente por murciélagos, cuyo vuelo al atardecer es un verdadero espectáculo y una actividad que recomiendo a todo aquel que visite el área de Komodo. Muchas excursiones o barcos de pescadores salen cada tarde desde el puerto de la ciudad de Labuan Bajo para asistir al espectáculo y algunos barcos con cabinas que hospedan a viajeros que se aventuran a visitar la zona durmiendo a bordo también paran en el lugar para ver caer la noche.

20.00 Una cena fresca al borde del mar

Ceno en el restaurante Kisik, un restaurante de pescado situado en la arena de la playa de Waecicu. Aquí, nada de menús. El comensal elige el pescado fresco del día cobrado al peso y expuesto en un mostrador del restaurante para degustarlo acompañado de unas deliciosas ensaladas y una sopa tradicionales de la región de flores. Todos los cubiertos son de materiales naturales y la luz tenue de unas antorchas de fuego gigantes amenizan la velada.

Día 2
11.00 Introducción a Komodo y a su vida marina
Me cito con Jing, la bióloga marina del hotel Ayana. Le pregunto por la reciente intención del gobierno de cerrar el acceso a la isla de Komodo al público y Jing me tranquiliza explicándome que el parque nacional cuenta con unas 27 islas y que la isla de Komodo solo es una pequeña parte de todo ese mundo por explorar. Los 2000 km2 de Komodo dan para mucho y por eso muchos viajeros eligen alojarse en barcos-hoteles para recorrer la zona y bucear sin parar durante días. Por otro lado, muchos tours de un solo día ya permiten visitar los puntos más importantes y Jing me dice que es posible ver dragones, peces payaso, tortugas, mantarrayas y hasta delfines en esos recorridos. Mi impaciencia por comprobarlo crece por segundos.

14.00 Excursión a la cueva de Rangko
El viaje a la cueva de Rangko se hace en lancha motorizada desde un pueblecito pesquero diminuto hecho de modestas casitas que lleva el mismo nombre. Tras unos 10 minutos de viaje por un mar turquesa, llego a una playa virgen respaldada por un caminito ascendente. Lo recorro durante unos pocos metros y ahí está: una cueva minúscula cuyas aguas verdes parecen irreales. Pero todo no acaba ahí: el camino de vuelta en barco al pueblecito tiene una parada secreta obligatoria: Pulau Gusung, un banco de arena blanca en mitad del mar rodeado de coral y peces payaso espectacular.

20.00
Cena japonesa
Cenar cuisine japonesa es posible en Labuan Bajo, y el lugar lleva el nombre de Honzen. El restaurante invita a saborear todo tipo de sushis y tapas tradicionales de la cocina nipona, teppanyakis o ramen alrededor de una barra, mesas de madera o frente al mar en la terraza del restaurante. La carta es infinita y el producto muy fresco. ¡Recomiendo el bogavante y las ensaladas de verduras maceradas!

Día 3
Excursión de un día por el parque nacional de Komodo

Mi tour comienza a las 8 de la mañana, hora a la que el barco Lako Cama parte del muelle de la playa de Waececiu. Pasaremos el día alrededor de las islas de Rinca y Padar, y cada parada del día es un auténtico espectáculo. El trekking de inicio regala una vista de la isla cuya famosa particularidad es la de observar los tres colores de arena de las playas de Padar: negra, blanca…¡y rosa!
Y, justamente, la ‘Pink Beach’ es el próximo destino…y la playa más increíble que haya visto en mi vida. La presencia de trozos de coral rojo colorean la arena de esa playa de aguas cristalinas de un tono rosa pastel surrealista. Para en ese lugar para hacer buceo es un sueño hecho realidad. Comparto una hora de felicidad con tortugas, peces de todos los colores y tamaños, estrellas y corales.
¡Pero el viaje no ha terminado! Estoy a punto de cumplir un sueño, yo, que ni siquiera buceo. Tras parar en un conocido ‘Manta point’ en medio del mar y nadar unos pocos metros con una máscara y un tubo de snorkel, ahí están: tres mantarrayas bailan bajo mi cuerpo y su danza es tan majestuosa que noto que me he puesto a llorar.
Ya repuesta de mis emociones, tras unos pocos minutos de barco más, paramos en Taka Makassar, un banco de arena blanca de unos pocos metros rodeado de irreales aguas turquesas. ¡Hora de disfrutar del picnic más surreal de mi vida de viajera!
Antes de volver al hotel, cumpliendo con el ‘Must see’ de la región, visitamos una reserva natural de la isla de Rinca para acercarnos a algunos dragones de Komodo. Esos verdaderos dinosaurios modernos son un reclamo importante de la zona y su protección podría desembocar en el cierre de la isla que les da su famoso nombre. Al preguntarle por dicha ‘amenaza’ y su opinión al respecto a un forastero del parque, el hombre me contesta ‘no nos preocupamos en absoluto. Flores tiene mucho más que la isla de Komodo’. No puedo estar más de acuerdo. Komodo es solo una parte de este auténtico paraíso marino y terrestre. Me iré de aquí con recuerdos imborrables…¡y ni siquiera habré pisado la famosa isla que puede ser cerrada!

 

Osiris Martínez

Osiris Martínez

- Periodista - Motivadora - Nómada Digital -

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