No os voy a engañar: a pesar de ser ya casi una experta de la comida del sudeste asiático, desconozco bastante la riqueza de la comida Coreana. Por eso, disfrutar de un lunch en el restaurante Roots de Ubud fue toda una experiencia y un festival de sabores que no se me olvidará. Cuento las horas que me separan de mi vuelta a la región para volver a ese lugar tan ideal. El edificio, hecho de Bambú, lleno de luz y con una silla de madera circular colgante es una invitación a pasar un momento lleno de paz en el que las papillas bailan entre fermentados, verduras picantes, Kimchi y Bim Bim Bap. La dueña, una mujer espectacular de raíces coreanas y nacionalidad californiana me enamoró completamente con su amabilidad y su discurso tan libre e interesante. Los alimentos son todos cocinados por un equipo adorable y toda la materia prima es de agricultores y proveedores procedentes de la isla de Bali. Si vais a visitarla, por favor, no dudéis en visitar este lugar. ¡Puede que me encontréis ahí probando platos sin parar!







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